Cerramos hoy esta genial serie de ensayos sobre inspiraciones literarias de George R.R. Martin que son obra de la periodista colombiana Juliana Vargas. Nos despedimos hablando de una de las más oscuras influencias que hemos visto en la obra de George R.R. Martin…y que descubriremos aún más en el futuro: el terror fantástico de H.P. Lovecraft.
Inspiraciones literarias de “Canción de Hielo y Fuego” (V): Lovecraft en el Mundo de Hielo y Fuego
Ensayo obra de Juliana Vargas
“Entonces me dejaban caer…y mientras adquiría velocidad en mi caída digna de Ícaro, empezaba a despertar en tal estado de pánico. Los “noctívagos demacrados” eran unas criaturas negras, flacas, viscosas, con cuernos, rabos de púas, alas de murciélago y sin ningún tipo de rostro”.
Cada noche, a Howard Phillip Lovecraft lo visitaban estas criaturas. Su dantesca apariencia lo hacía pasar noches enteras en vela y, aun así, los veía detrás de sus pupilas, acechando detrás de sus más oscuros sueños. Hasta que un día, cansado de intentar escapar de lo inevitable, Lovecraft decidió enfrentarse a sus miedos. A través de más de un centenar de cuentos y dos novelas, este escritor emprendió un auténtico periplo interior que le conduciría a enfrentarse a sus miedos y, rompiendo todos los tabúes, a hacer resurgir los monstruos del pasado.
Estos monstruos no eran las criaturas góticas del siglo XIX que Lovecraft estaba acostumbrado a leer. No eran muertos vivientes o criaturas entre el Cielo y el Infierno. En la mitología que con los años construyó Lovecraft, lo que toma el lugar del arco apuntado del gótico es el miedo cósmico. Híbridos semihumanos y de origen sobrenatural, seres no terrestres, procedentes de civilizaciones pre-humanas que se esconden bajo las profundidades del océano eterno; por ejemplo, Chtulthu, una de las criaturas más prominentes de la literatura lovecraftiana:
“Parecía una especie de monstruo, de una forma que sólo una imaginación enferma podría concebir. Si digo que a mi imaginación algo extravagante le sugirió imágenes de un pulpo, un dragón y una caricatura humana, no sería infiel a la naturaleza del diseño” (La Llamada de Cthultu).
Sí, sé lo que acaban de pensar. Lovecraft parece estar haciendo alusión a la cultura de las Islas del Hierro, el Dios Ahogado y Nagga, o a los tritones que mencionan los marineros de los Siete Reinos, y es que, a lo largo de las páginas de “Canción de Hielo y Fuego”, los miedos de Lovecraft navegan por entre los Siete Reinos y Essos como una amenaza latente, como una devoradora oscuridad que espera el momento perfecto para tragarse la luz. “Es un poder de hace miles de años que toma la forma de dioses, monstruos, seres míticos de todas clases y especies…”; por ejemplo, los habitantes de las Mil Islas:
No hablan ninguna lengua conocida y se dice que sacrifican marineros a sus dioses escamosos con cabeza de pez, a semejanza de los cuales se elevan esculturas en sus costas pedregosas, visibles sólo cuando la marea retrocede. Aunque rodeados de agua por todos los lados, estos isleños temen tanto al mar que nunca ponen los pies en el agua, incluso bajo amenaza de muerte (El Mundo de Hielo y Fuego).
¿Qué tiene que ver una civilización perdida del Mar de los Escalofríos con la trama general? La misma importancia que tiene el Faro de Antigua, y la Silla de Piedramar, y Yeen, y las islas de los Sapos, y los cinco fuertes de Yi Ti, y Asshai. En todos estos lugares se encuentra una extraña piedra negra y aceitosa que ha existido desde el inicio de los tiempos, antes de la llegada de humanos al lugar:
Incluso los Asshai’i dicen no saber quién construyó su ciudad. Ellos sólo dirán que una ciudad ha estado aquí desde el inicio del mundo y va a estar aquí cuando termine (El Mundo de Hielo y Fuego)
Las Islas del Hierro encontraron la famosa Silla de Piedramar en Viejo Wyk, pero las islas estaban deshabitadas. De ser cierto esto, la naturaleza y origen de los creadores de la silla son un misterio (El Mundo de Hielo y Fuego)
Si bien parecen una extraña aparición de la Naturaleza, parecen construidas y tener un significado mucho más profundo y mítico.
Totalmente diverso e ignorado, el mismo material era un misterio; aquella piedra jabonosa, verdinegra, con sus doradas e iridiscentes manchas y estrías (…) (La Llamada de Cthultu)
Enseguida me convencí de que se trataba simplemente de una piedra gigantesca; pero tuve la clara impresión de que su contorno y su posición no eran del todo obra de la Naturaleza (…) comprendí más allá de toda duda que el extraño objeto era un monolito bien labrado (Dagón)
¿Y acaso quién ha labrado estas piedras? La respuesta está en seres profundos que parecen aparecer en estos sitios ¿Los Otros? No, la verdadera amenaza son los “Profundos”, aquellos que ya han hecho estragos en Lorath y en las Mil Islas.
Algunas leyendas de Lorath afirman que los constructores de laberintos lorathi fueron destruidos por criaturas del mar, mientras que la gente de las Mil Islas sacrifican marineros a los dioses marinos que veneran. (El Mundo de Hielo y Fuego).
¿Quiénes son los “Profundos”? En el relato “La Sombra sobre Insmouth”, Lovecraft habla de unos seres acuáticos que recibían humanos como sacrificios. Llegó un momento en que se entrecruzaron con los humanos y, así, surgió una nueva especie mitad humana mitad pez que ahora adorna la oscura mitología de Lovecraft, una oscura mitología que alcanzó a transpirar suelo ponienti:
—Será mejor que montemos guardia esta noche (…) En los lugares como este suele haber tritones.
—¿Tritones? —Brienne le dirigió una mirada desconfiada.
—Monstruos. —Dick el Ágil saboreó la palabra—. Vistos de lejos parecen hombres, pero tienen la cabeza muy grande, y escamas en vez de pelo. También tienen la tripa blanca como la de los peces, y los dedos unidos por membranas. Siempre están húmedos y huelen a pescado, pero tras los labios gordos ocultan varias hileras de dientes verdes afilados como agujas. (…) A las niñas se las quedan para aparearse con ellas, y a los niños se los comen: les arrancan la carne con esos dientes verdes tan afilado.—Sonrió a Podrick—. Se te comerían, chico. Se te comerían crudo (Festín de Cuervos, Brienne IV).
Para quienes piensen que son meras leyendas de Dick el Ágil, en “Danza de Dragones” Davos se topa de frente con uno de estos híbridos lovecraftianos, lord Godric de las Tres Hermanas:
Era un hombretón feo y gordo, con espaldas anchas de remero (…) Por encima de la frente huidiza era completamente calvo, y tenía la nariz bulbosa enrojecida, los labios gruesos y tres dedos palmeados en la mano derecha. Davos había oído decir que algunos señores de las Tres Hermanas tenían membranas entre los dedos de pies y manos, pero siempre pensó que era otro cuento de marineros (Danza de Dragones, Davos I).
De hecho, al igual que los habitantes de Innsmouth, lord Godric también tiene afición por los sacrificios humanos: “Cuando había reyes en las Hermanas, no tolerábamos a los enanos; los echábamos al mar como ofrenda a los dioses. Los septones nos obligaron a abandonar esa práctica.”
Y claro, como representante de estos híbridos acuáticos no podía faltar una de las Casas mayores de Poniente, que no sólo parece ser uno de estos híbridos, sino que también se enorgullece de ello y tilda de divinos a sus antepasados: La Casa Greyjoy.
“No vinimos a estas islas santas desde tierras sin dioses a través del mar. Vinimos de debajo de estos mares, de los salones acuosos del Dios Ahogado quien nos creó a su semejanza y nos dio dominio sobre todas las aguas de la tierra”. Piensan que son parientes de los peces más que de los humanos. Algunos sacerdotes solo comen pescado. (…)
El rey Gris gobernó sobre el mismo mar y tomó una sirena como esposa, así, sus hijos podrían vivir sobre las olas o debajo de ellas, como ellos quisieran. Todas las grandes casas de las Islas del Hierro afirman descender del Rey Gris (El Mundo de Hielo y Fuego).
Al igual que los Greyjoy, en la mitología lovecraftiana los humanos también cubren a estos seres monstruosos de divinidad y esperan pacientemente su regreso. Sus macabros rituales se celebran bajo la sombra y sus dioses sorprendentemente responden…mediante el uso de mensajeros que pierden la cordura al bajar a la profundidad:
“Una vez en la cama, había tenido un sueño sin precedentes sobre ciudades ciclópeas de gigantescos sillares (…) Habló de sus sueños de un modo extrañamente poético, haciéndome ver con terrible intensidad la húmeda ciudad (…) y oír con aterrada expectación la incesante, semimental llamada que surgía de la tierra” (La Llamada de Cthultu)
Parece que el Dios Ahogado sigue el ejemplo de su contraparte lovecraftiana. Éste arrastra mensajeros a los mares para que contemplen ciudades mágicas. Por su parte, los mensajeros del Dios Ahogado parecen describir las estancias de su dios de forma igualmente poética:
Bajo el mar, los pájaros tienen escamas en vez de plumas.
Bajo el mar, nieva hacia arriba, y la lluvia es seca como un hueso viejo.
Aquí comemos peces. Bajo el mar, los peces nos comen a nosotros.
Pájaro listo, hombre listo, bufón muy listo. Las sombras vienen a bailar, mi señor; bailar, mi señor; bailar, mi señor. Las sombras se van a quedar, mi señor; quedar, mi señor; quedar, mi señor.
Bajo el mar, la gente cae hacia arriba.
Bajo el mar, el humo sube en burbujas, las llamas arden verdes y azules y negras.
En efecto, los versos de Caramanchada, bufón de la corte de Stannis que pareció ahogarse para luego sobrevivir de forma milagrosa, obtienen un matiz ominoso cuando sabemos que este bufón ha convivido con Profundos y el mismísimo Dios Ahogado. Así como Melisandre es profetiza de R’hllor, Caramanchada es la voz del Dios Ahogado quien advierte de la tormenta que se avecina.
Pero tranquilos, que la tormenta no llegará sin avisar. Tal como ocurre en los relatos de Lovecraft, el sonido de una extraña y lírica melodía la despertará. Acordes, vibraciones y arrebatos armónicos resonarán por todas partes mientras frente a nuestros ojos irrumpa un prodigio. Y este sonido provendrá de un cuerno que tomará quien quiere el puesto del Dios Ahogado: Euron Greyjoy. Parece que el Cuerno del Invierno está en Antigua, Euron dice ser la mismísima tormenta, Euron no desea ser un rey sino un dios, Euron quiere convertirse en el Dios Ahogado, que no es más que un Chtultu ponienti que hará las sombras bailar. Euron llegará a Antigua, y soplará un cuerno que levante gigantes de la tierra y por fin lo haga todo un dios
“¿Sabes lo que espera bajo el mar, hermano?”
El Dios Ahogado” dijo Aeron, “las estancias acuosas”.
Urri sacudió la cabeza. “Gusanos..gusanos te aguardan, Aeron.”
Cuando se rió su rostro mudó y el sacerdote vio que no era Urri sino Euron, (…)
Entonces Euron alzó un gran cuerno hacia sus labios y sopló, y dragones, krakens y esfinges vinieron a su orden y se arrodillaron ante él.
“Inclínate, hermano” ordenó el Ojo de Cuervo. “Soy tu rey, soy tu dios. Adórame y te alzaré para que seas mi sacerdote.”(…)
Empalados sobre las picas más altas estaban los cuerpos de los dioses (…)
…pero Euron ya no era humano. Parecía más un calamar que un hombre, un monstruo nacido de un kraken de las profundidades, con su cara convertida en una masa de tentáculos retorcidos. (Vientos de Invierno, “El Abandonado”).
Y los Profundos atenderán a la llamada del apocalipsis; aunque no parece que vayan a defender a sus hijos mitad humanos, mitad peces:
—Pero las espadas no sirven de nada contra los hombres del hierro, a menos que quienes las esgrimen puedan andar por el agua
—¡Hightower tiene que estar haciendo algo!
—Desde luego, Lord Leyton se ha encerrado en lo alto de su torre con la Doncella Loca para consultar sus libros de hechizos (Festín de Cuervos, Samwell V)
Con un cuerno anunciando el apocalisis, un Dios enfurecido y criaturas submarinas de vuelta a la tierra, no quedará más remedio que rezar.
Que no está muerto lo que puede yacer eternamente, y en los eones venideros hasta la muerte puede morir (Oración a Chtultu)
—Lo que está muerto no puede morir.
—Lo que está muerto no puede morir, sino que se alza de nuevo, más duro, más fuerte (Oración al Dios Ahogado)
Y, sin embargo, estos rezos no serán suficientes. George R.R. Martin tiende a escribir oraciones proféticas; pero esta vez es Lovecraft quien asume este papel
Pienso en el día en que tal vez surjan por encima de las olas y con sus hediondas garras arrastren a las profundidades los restos de la endeble humanidad, exhausta por la guerra… en el día en que la tierra se hunda y el tenebroso fondo del océano ascienda en medio del pandemónium universal (Dagón).
En “Vientos de Invierno”, antes de mirar al Norte, deberíamos mirar bajo nuestros pies, pues en este libro no será el Invierno sino el mar lo que despierte nuestros más oscuros miedos: “Las sombras vienen a bailar, mi señor; bailar, mi señor; bailar, mi señor. Las sombras se van a quedar, mi señor; quedar, mi señor; quedar, mi señor.”