Después del documento que os trajimos ayer sobre lo que pudo ser la séptima temporada de Juego de Tronos, hemos querido incidir en los dragones de hielo. Y es que cabe preguntarse si estos existen en Poniente, no como una resurrección de un dragón estándar, resucitado por los Otros, sino como un ser independiente. Hoy teorizamos a partir de un texto sobre el tema obra de LChris en Reddit.
¿Existen los dragones de hielo en Poniente?
George R.R. Martin escribió una historia infantil llamada El dragón de hielo en 1980. Pese a a la creencia popular, el autor ha confirmado que esta historia no tiene lugar en el Mundo de hielo y fuego. Hasta donde sabemos, no podemos asegurar la existencia de estas criaturas en su saga principal. Así que debatiremos los indicios que tenemos sobre ella.
La constelación
Hay una constelación que se puede contemplar en Poniente llamada Dragón de hielo. De Bran IV de Choque de Reyes:
Osha, ¿tú conoces el camino hacia el norte? —le preguntó Bran—. ¿Hacia el Muro… y lo que haya más allá?
—El camino es fácil. Busca el Dragón de Hielo, y sigue la estrella azul que hay en el ojo del jinete que lo monta. —Cruzó una puerta y empezó a subir por la escalera de caracol.
—¿Y allí todavía quedan gigantes y… y todos los demás… los Otros y los hijos del bosque?
Se la menciona también en Bran II de Tormenta de Espadas: parece casi la estrella polar de Poniente.
Si se extraviaban, cosa que les sucedió en un par de ocasiones, solo tenían que esperar a que llegara una noche despejada y alzar la vista hacia el cielo para buscar, sin la interferencia de las nubes, el Dragón de Hielo. La estrella azul del ojo del dragón señalaba el camino hacia el norte, tal como le había dicho Osha en cierta ocasión.
Y sabemos que ese nombre también lo recibe en el sur, no solo en el norte de Poniente. La prueba es cómo Davos la menciona en su sexto capítulo de Tormenta de Espadas:
La luna creciente entraba y salía de detrás de los jirones de nubes, y Davos contempló las estrellas que le resultaban tan conocidas. Allí estaba la Galera, rumbo al oeste, y el Farol de la Vieja, cuatro estrellas brillantes que acotaban una bruma dorada. Las nubes ocultaban la mayor parte de la constelación llamada Dragón de Hielo; solo se veía el radiante ojo azulado que señalaba el camino hacia el norte.
Y sabemos que el nombre es antiguo pues también se le nombra así en la época Dunk y Egg. De La Espada Leal
A Dunk le bastaba mirar hacia arriba para encontrarse con viejos amigos: el Corcel y la Cerda, la Corona del Rey, el Farol de la Vieja, la Galera, el Fantasma, la Doncella Luna… Pero las nubes ocultaban el ojo azul del Dragón de Hielo, que señalaba el norte.
El Muro, un dragón de hielo
Un detalle interesante es que de forma repetitiva George R.R. Martin usa «dragón de hielo» como medida de comparación para hablar de lo gélido que es el Muro y lo frío que es ese lugar. Sucede especialmente en capítulos de Jon, empezando por su octavo de Tormenta de Espadas:
El hielo se cerraba en torno a ellos, sentía como el frío se le metía en los huesos, sentía todo el peso del Muro sobre la cabeza. Era como meterse por la garganta de un dragón de hielo. El túnel describió una curva, luego otra.
También se lee en Danza de Dragones, por ejemplo en el séptimo capítulo de Jon…
Montaron en la jaula para volver al pie del Muro. El viento soplaba frío como el aliento del dragón de hielo de los cuentos que le contaba la Vieja Tata cuando era pequeño
…en el octavo…
El camino que atravesaba el Muro era oscuro y gélido como el vientre de un dragón de hielo, y retorcido como una serpiente
…y en el décimo.
Aquel día, la nieve caía con suavidad, en copos finos que se dispersaban y bailaban en el aire; pero desde el este llegaba un viento que recorría el Muro, frío como el aliento del dragón de hielo de los cuentos de la Vieja Tata
En los capítulos de Bran de Danza de Dragones también se utiliza esta figura para hablar del paso del tiempo, pero en este caso con la luna.
Dragones de hielo en el Mundo de hielo y fuego
En el libro El mundo de hielo y fuego se nos llega a hablar de estas criaturas, pero nunca se nos confirma si su existencia es real. Aparece en el capítulo El Mar de los escalofríos:
De todos los extraños y fabulosos moradores del mar de los Escalofríos, sin embargo, los más importantes son los dragones de hielo. Se dice que estas bestias colosales, mucho más grandes que los dragones de Valyria, están hechas de hielo vivo, y tienen los ojos de cristal azul claro y grandes alas traslúcidas a través de las cuales pueden atisbarse la luna y las estrellas cuando vuelan por el cielo. Mientras que los dragones comunes (si algún dragón puede calificarse de común) exhalan llamas, los dragones de hielo supuestamente exhalan frío, una gelidez tan terrible que es capaz de helar a un hombre en apenas un abrir y cerrar de ojos.
Marineros de medio centenar de naciones han vislumbrado a estas enormes bestias a lo largo de los siglos, así que tal vez haya algo de cierto tras estos cuentos. El archimaestre Margate ha sugerido que muchas leyendas del norte —brumas heladas, barcos de hielo, la bahía de los Caníbales y similares— pueden explicarse como testimonios distorsionados de la actividad de los dragones de hielo. Aunque se trata de una idea graciosa, y no sin cierta elegancia, no son más que conjeturas. Supuestamente los dragones de hielo se derriten al morir, de modo que jamás se ha encontrado ninguna prueba de su existencia.
La muerte de los dragones de hielo
Fijémonos en las últimas líneas del anterior fragmento sobre cómo los dragones de hielo se derriten al morir:
Supuestamente los dragones de hielo se derriten al morir, de modo quejamás se ha encontrado ninguna prueba de su existencia.
Eso es un rumor, pero ese final curiosamente encaja con la descripción de otro ser que hemos visto: los Otros. Eso pasó tras la acción de Sam el Mortífero, que se puede leer en Sam I de Tormenta de Espadas
En realidad, más que correr lo que hacía era caer, con los ojos cerrados y agitando el puñal a ciegas con las dos manos. Oyó un crujido, como el ruido que hace el hielo al romperse bajo una bota, y a continuación, un chillido tan agudo y penetrante que lo hizo retroceder tambaleante, con las manos en los oídos, hasta que cayó de culo.
Cuando abrió los ojos, la armadura del Otro se deslizaba por las piernas del ser como un riachuelo, mientras una sangre color azul claro siseaba y humeaba en torno al puñal de vidriagón que tenía clavado en el cuello. El Otro se llevó las manos blancas como la nieve hacia la herida para tratar de arrancárselo, pero cuando los dedos rozaron la obsidiana, empezaron a humear.
Sam rodó de costado, con los ojos abiertos de par en par, mientrasel Otro se deshacía en un charco, se disolvía… En unos momentos desapareció toda la carne: se había evaporado en jirones de tenue neblina blanca. Debajo había huesos como el vidriolechoso, claros y brillantes, que también se estaban disolviendo. Por último solo quedó el puñal de vidriagón, envuelto en un sudario de vaho, como si estuviera vivo y sudoroso. Grenn se inclinó para recogerlo, pero al momento lo volvió a soltar.
Si nos fijamos en la potencial muerte de un dragón de hielo y la muerte de un Otro, vemos que seguramente sirva lo mismo para derrotarle: la obsidiana o vidriagón y potencialmente el acero valyrio. De Sam V de Tormenta de Espadas:
—Me han contado que mataste a aquella criatura con un puñal de obsidiana —le dijo a Sam.
—S-sí, alteza. Me lo dio Jon Nieve.—Vidriagón. —La risa de la mujer roja sonaba a música—. Fuego helado, en la lengua de la antigua Valyria. No es de extrañar que sea anatema para esos fríos hijos de los Otros.
Parece improbable que George R.R. Martin añada más dragones a la historia de Canción de hielo y fuego que los tres que ya tenemos. Pero cada vez más pistas apuntan a que efectivamente en ese mundo existen los dragones de hielo, y no parece casual el paralelismo entre estos series y los Otros cuando mueren, ya sea con vidriagón o una «espada mágica».