Ahora que se acerca Halloween, Todos los Santos y el Día de Muertos, vamos a hablar de Melisandre. Sabemos que gracias a la magia de R’hllor tiene la capacidad de ver el futuro en las llamas. También que no siempre lo interpreta de forma correcta. Hoy teorizamos gracias a un texto de LChris en Reddit acerca de las visiones de las que somos testigos en el único capítulo desde su punto de vista, en Danza de Dragones.
Descifrando las visiones de Melisandre en su capítulo de Danza de Dragones
En el capítulo en Danza de Dragones de Melisandre recibimos varias visiones muy intensas cuando la mujer roja mira a las llamas. Ella está en el Muro, donde al parecer es más poderosa, por su propia elección: a diferencia del Aguasnegras, la sacerdotisa pidió en este caso a Stannis dejarle en ese lugar. Hay que mencionar lo culpable que es ella de precisamente aquello de lo que advierte:
«Una vez más.» Tenía que asegurarse; no sería la primera que caía víctima de visiones falsas, al ver lo que deseaba ver y no lo que le enviaba el Señor de Luz.
Y las visiones no son necesariamente falsas («Renly» ataca la hueste de Stannis a las afueras de Desembarco del Rey, aunque no sea Renly) sino que son fácilmente malinterpretadas porque Melisandre debe desarrollarlas. Por contra, el Fantasma de Alto Corazón o Morroqo pueden permitirse ser vagos en sus descripciones.
Melisandre pide una visión de Stannis a las llamas:
Stannis, el rey que cargaba sobre sus hombros con el destino del mundo, Azor Ahai redivivo, corría un gran peligro en su marcha hacia el sur. R’hllor no dejaría de enviar a Melisandre un atisbo del destino que le esperaba.
«Muéstrame a Stannis, mi Señor —rezó—. Muéstrame a tu rey, al instrumento de tu voluntad.»
Y en lugar de ver a Stannis, tiene una serie de visiones. Vamos a analizarlas
1ª Visión – Exploradores muertos, torres junto al mar, sombras aladas
La primera visión muestras a los exploradores muertos que Jon Nieve envió y que encontraremos de nuevo más adelante en este capítulo. Después las torres junto al Mar: Melisandre cree que es Guardiaoriente del Mar, pero es más probable que se trate del ataque de Euron y los hijos del hierro al Dominio, Tres Torres o a la propia Antigua. Nos basamos en que la descripción del mar que se alza de las profundidades ya se usó para el ataque liderado por los Greyjoy a Invernalia en la visión de Jojen. Y por último, algo que debería ser la segunda Danza de lo Dragones.
Ante sus ojos bailaron visiones rojas y doradas que se formaban, se fundían y se mezclaban. Eran extrañas, terroríficas, seductoras. Volvió a ver los rostros sin ojos que la miraban desde cuencas vacías que lloraban sangre; luego, las torres cercanas al mar que se derrumbaban azotadas por la marea negra que se alzaba de las profundidades. Sombras con forma de calavera, calaveras que se tornaban niebla, cuerpos entrelazados en abrazos lujuriosos que rodaban y se retorcían. A través de los cortinajes de fuego, grandes sombras aladas volaban por un implacable cielo azul.
Más adelante en ese capítulo la visión de las torres se menciona de nuevo y Melisandre pretende asegurar que es Guardiaoriente del Mar:
—Hemos recibido un cuervo de ser Denys Mallister, de la Torre Sombría —le dijo Jon Nieve—. Sus hombres han visto hogueras en las montañas, al otro lado de la Garganta. Dice que los salvajes se están reagrupando en gran número y cree que van a atacar de nuevo por el Puente de los Cráneos.
—Puede que algunos. —Tal vez las calaveras de su visión se refirie- ran a aquel puente, aunque no le parecía probable—. Ese ataque, si tiene lugar, no será más que una distracción. He visto torres junto al mar, sumergidas bajo una marea negra y sangrienta. Ahí es donde asestarán el peor golpe.
—¿En Guardiaoriente?
¿Sería allí? Melisandre había estado en Guardiaoriente del Mar con el rey Stannis; allí era donde su alteza había dejado a la reina Selyse y a su hija Shireen tras reunir a sus caballeros para partir hacia el Castillo Negro. Las torres de su fuego eran diferentes, pero esas cosas ocurrían en las visiones.
—Sí, mi señor. En Guardiaoriente.
2ª visión – La mujer en el caballo moribundo
Aunque ella no la ve en este propio capítulo en las llamas, lo había hecho antes y por ello busca volver a tener esa visión
«Tengo que encontrar a la muchacha. Tengo que encontrar a la muchacha del caballo moribundo. —Jon Nieve no tardaría en exigírselo. Querría saber más, querría el cuándo y el dónde, y ella no podía decírselo. Solo había visto a la muchacha una vez—. Era una chica gris como la ceniza, y se desmoronó y desapareció ante mis ojos.
Mel le dice a Jon que es Arya la que dirige al Muro. Sabemos que no es realidad Arya, sino Jeyne Poole. Pero ni siquiera seguramente sea así, porque la muchacha que va a acudir es Alys Karstark, que llegará a Castillo Negro un par de capitulos después. Y ya veremos si Jeyne, Tycho Nestoris y compañía pueden llegar a su destino…
3ª visión – Bran y Cuervo de Sangre
Mel ve a Bran y a Cuervo de Sangre como «el enemigo»:
Un rostro de madera, de palidez cadavérica. —¿Aquel era el enemigo? Un millar de ojos rojos flotaba en las llamas crecientes—. Me ve.» A su lado, un niño con cara de lobo echó la cabeza atrás y aulló.
Y piensa sobre eso más adelante:
«La oscuridad retrocede de nuevo… por el momento. Pero más allá del Muro, el enemigo se hace cada vez más fuerte y, si prevalece, nunca volverá a amanecer. —¿Sería suyo el rostro que había visto entre las llamas, el que le devolvió la mirada?—. No. Imposible. Tendría un gesto más aterrador, tan frío, negro y espantoso que nadie podría contemplarlo sin morir.» Pero el hombre de madera que había atisbado, y el niño con cara de lobo... Sin duda debían de ser sus siervos, sus campeones, igual que Stannis era el suyo.
Esto es muy interesante, puesto que aunque Mel intepreta las cosas a veces de forma errónea, ciertamente hay muchas cosas sobre Cuevo de Sangre que no conocemos todavía. Y aunque probablemente ya haya sido cambiado, recordemos que para George R.R. Martin en un principio Jon y Bran eran enemigos.
4ª visión – Casa Austera
Lo siguiente es una visión de Casa Austera, donde parece que muchos salvajes van a morir:
Los copos de nieve caían en remolinos de un cielo negro, y las cenizas se alzaban para recibirlos; el gris y el blanco se abrazaban mientras las flechas llameantes describían arcos sobre la empalizada de madera y seres muertos deambulaban silenciosos por el frío, al pie de un inmenso acantilado gris con un centenar de cuevas en las que ardían hogueras. El viento empezó a soplar de repente y llegó una niebla blanca, de un frío inimaginable, que fue apagando las hogueras una tras otra. Solo queda-ron calaveras.
5ª visión – Jon Nieve
Mel también ve lo que parece que va a ser la próxima muerte y resurrección de Jon:
«Muerte —pensó Melisandre—. Las calaveras significan muerte.»
Las llamas chisporrotearon, y Melisandre oyó en aquel sonido el nombre susurrado de Jon Nieve. Su rostro alargado flotó ante ella envuelto en lenguas rojas y anaranjadas; apareció y desapareció una y otra vez, como una sombra apenas entrevista tras una cortina agitada por el viento. Era un hombre; luego, un lobo; luego, un hombre otra vez. Pero las calaveras también estaban presentes, lo rodeaban. No era la primera vez que lo veía en peligro, y había intentado ponerlo sobre aviso. Enemigos alrededor, cuchillos en la oscuridad… Pero él no le prestaba atención.
Y de nuevo
¿Qué veis, mi señora? —preguntó el niño en voz baja.
«Calaveras. Un millar de calaveras y otra vez al bastardo, a Jon Nieve. —Normalmente, cuando le preguntaban qué veía en el fuego, Melisandre respondía con un simple “muchas cosas”, pero nunca era tan sencillo como parecían indicar sus palabras. Se trataba de un arte que, como todos, exigía control, disciplina y estudio—. Y dolor. También dolor.» R’hllor hablaba a sus elegidos a través del fuego bendito, en el lenguaje de brasas, cenizas y llamas que solo un dios podía dominar de verdad. Melisandre llevaba innumerables años practicando su arte. Había pagado el precio. Ni siquiera en su orden había nadie que tuviera tanto talento como ella para ver los secretos ocultos en las sagradas llamas.
Tenemos una gran pista de hacia dónde se dirige la historia de Jon y Melisandre
«Rezo por un atisbo de Azor Ahai, y R’hllor solo me muestra Nieve.»
Esto encaja con otro juego de palabras que GRRM hizo en el primer capítulo de Ned en Juego de Tronos
—Puede que sea demasiado tímida para salir —bromeó Ned. Ya notaba el frío que subía de la cripta, un aliento gélido procedente del centro de la tierra—. No se ven muchos reyes en el norte.
—En cambio, sí se ven muchas nevadas de finales de verano. ¡Nieve, Ned! ¡Nada menos que nieve.
En original el texto original se ve aún mejor
«Kings are a rare sight in the north.»
Robert snorted. «More likely they were hiding under the snow. Snow, Ned!» The king put one hand on the wall to steady himself as they descended.
Otras visiones de Melisandre en el capítulo
- La lealtad de Davos
Los cuatro hijos mayores de Davos habían muerto en la batalla del Aguasnegras, cuando el fuego verde devoró la flota del rey. Devan era el quinto y estaría más a salvo con ella que al lado del rey. Lord Davos no se lo agradecería, y el chico, menos aún, pero le parecía que Seaworth ya había sufrido demasiadas pérdidas. Vivía en el error, pero su lealtad hacia Stannis era inquebrantable. Melisandre lo había visto en las llamas.
- Caramanchada
No es de este capítulo, sino de Jon X en Danza de Dragones, pero merece la pena
—Esa criatura es peligrosa. —El rostro de Melisandre se había ensombrecido—. La he visto muchas veces en mis fuegos. A veces está rodeada de calaveras y tiene los labios rojos, cubiertos de sangre.
- La vida de Mel
Melisandre es mucho más vieja de lo que parece, usando un hechizo mágio para lucir joven. Pero es muy interesante hacer notar que no necesita comer.
«Comida. Sí, debería tomar algo.» Algunos días se olvidaba por completo. R’hllor le proporcionaba todo el sustento que necesitaba, pero no convenía que los simples mortales lo supieran.
- Fuerza en el Muro
No solo ella pidió quedarse en el Muro, sino que allí Melisandre está ganando fuerza:
El cofre labrado con que había cruzado el mar Angosto apenas conservaba una cuarta parte de su contenido. Melisandre disponía de los conocimientos necesarios para fabricar más polvos, pero le faltaban muchos ingredientes de gran rareza.
«Me bastará con los hechizos. —Allí, en el Muro, era aún más poderosa que en Asshai; cada uno de sus gestos y palabras tenía más fuerza, y podía hacer cosas que nunca había hecho—. Las sombras que haga surgir aquí serán temibles; no habrá criatura de la oscuridad que las resista.» Con una magia tal a su alcance, pronto podría prescindir de los simples trucos de alquimista y piromante.
Y más adelante:
– Por favor, mi señora, acompañadme.
«Por fin.» —Como queráis, lord comandante.
Echaron a andar al pie del Muro, y ella lo cogió del brazo. Morgan y Merrel los precedían, y Fantasma les pisaba los talones. La sacerdotisa no decía nada, pero poco a poco fue aminorando la marcha. Allí por donde pasaba, el hielo se ponía a llorar. «A Nieve no se le escapará el detalle.»
- Ella permanentemente busca peligros contra su persona
Melisandre no prestó atención al acero. Si el salvaje hubiera tenido malas intenciones, lo habría visto en las llamas. Los peligros que la acechaban eran lo primero que había aprendido a ver cuando aún era una niña, una esclava atada de por vida al gran templo rojo, y seguía siendo lo primero que buscaba siempre que miraba un fuego.
Cerramos el artículo con nuestro análisis en vídeo de esta teoría.