
Quizás el director de capítulos de Juego de Tronos más aplaudido por los fans haya sido Miguel Sapochnik. Son obra suya el 5×08 Casa Austera, el 6×09 La Batalla de los Bastardos, el 6×10 Vientos de Invierno, el 8×03 La Larga noche y 8×05 Las campanas. Pues bien, Miguel fue invitado al podcast de IndieWire y allí comentó algunos detalles curiosos y lo mucho que le costó al principio trabajar en Juego de Tronos. Vamos con los detalles.
Sapochnik llegó a Juego de Tronos casi por accidente, como director suplente de alguien que no pudo contratar la HBO. Quedó impactado por la dimensión de la serie, y no sabía muy bien dónde iba a rodar la escena de Casa Austera. Explica que sin Deborah Riley, la responsable de diseño de producción, “se hubiera hundido”. Cuenta que para la producción, o nadas o te hundes. Y él había perdido su pasaporte, así que cree que la cadena debía pensar: “este tío es un idiota, que se hunda”.
Llegó a nadar, pero le costó mucho el inicio. Empezando con el 5×07 El regalo, empezó a tomar decisiones artísticas arriesgadas, como rodar una conversación entre Cersei y Tommen entre barrotes o hacer la transición del maestre Aemon en su cama a la pira funeraria. Estas cosas no gustaron a Benioff y Weiss: ellos querían una serie unificada sin que cada director dejara su marca artística en los capítulos.
“Ellos lo odiaron”, dijo Sapochnik, que cuenta que fue reprendido en sus primeros meses y que eso hizo la creación de Casa Austera muy complicada porque había enfadado previamente a los showrunners.
Casa Austera fue la prueba de fuego para Sapochnik. Le costó mucho por las limitaciones temporales y por hacer que la batalla pareciera tan grande como había sido escrita cuando dependía tanto de los efectos especiales, por lo cual estaba limitado a qué partes del set podía usar. Cuenta que se sobrepuso gracias a unos extras dedicados y a dejar unos espacios limitados en los cuales podía jugar con las escenas sin tener que depender de la previsualización y otras herramientas propias de directores de acción.
Cuenta que su problema con las escenas de acción es que están “demasiado diseñadas”. Él quiere crear un entorno adecuado para trabajar con los actores, así que tuvo que crear un lugar, como un patio de recreo, en que los actores se vieran inmersos.