No podemos ser más fans de las Reviews de los Lectores, obra de nuestro amigo Xavi (Sak Stark), que se ocupa de administrar la imprescindible Wikia de hielo y fuego. Ya las tuvimos en las temporadas de Juego de Tronos y ahora Xavi nos recuerda Fuego y Sangre para analizar La Casa del Dragón. Esta semana nos trae un extenso y sensacional texto sobre su sexto episodio.

La Casa del Dragón 1×06 – La princesa y la reina

Por Xavi (Sak Stark) de la Wikia de Hielo y Fuego

Encarando la segunda tanda de episodios, nos topamos ante un nuevo salto de temporal de una década, hasta el año de la Primavera Roja, y que deja con sabor de haber comenzado una temporada nueva. Algunos personajes han cambiado físicamente (como nuestras protagonistas), los hay que hacen acto de presentación, mientras que otros simplemente han dejado de aparecer.

Este tipo de decisiones tienen siempre su riesgo. Y es que trasladadas a la pantalla, ciertas relaciones entre los presentes pueden resultar extrañas cara a los espectadores, como si faltase contexto o datos que cumplimentar con más información.

En cualquier caso, desde aquí consideramos muy acertadas las directrices que dejó GRRM cuando el proyecto de esta serie comenzó a gestarse: tanta importancia tenía el Gran Consejo del año 101 y sus consecuencias, como desarrollar el proceso de relación entre la Princesa y la Reina, las líderes de estas irreconciliables facciones. Y efectivamente, lo que llevamos hasta ahora de emisión, solo es el aperitivo.

Rhaenyra ha dado a luz a su tercer hijo, un niño al que Laenor Velaryon decide llamar Joffrey, en memoria de su ‘querido’. Tras un generoso plano secuencia para dar profundidad al sobresfuerzo (y orgullo) de la princesa, comienzan los primeros pulsos en la Fortaleza Roja, desde el momento en que la reina Alicent desea conocer al bebé inmediatamente.

En la habitación y tras un reguero de sangre, llaman la atención las apreciaciones sobre la apariencia de los niños de Rhaenyra, tan diferentes a su padre, así como el deliberado visto bueno de un decrépito Viserys. Quien, a pesar de seguir nadando a contracorriente por su supervivencia, muestra un aspecto digno del Rey Loco.

“Tenía los ojos pardos y una saludable cabeza cuajada de cabello castaño en lugar del oro y plata de los príncipes Targaryen, pero era más grande y vigoroso, y el rey Viserys se quedó encantado con él cuando se presentó en la corte. La reina Alicent no compartía tales sentimientos. «Sigue intentándolo —dijo a ser Laenor,—, que más tarde o más temprano, quizá tengas uno que se te asemeje.»” – Fuego y Sangre

Tal y como pactaron antes de comprometerse, Rhaenyra podría tener otras relaciones fuera de su paripé matrimonial, y desde buen principio el episodio nos trae la evidencia de que los vástagos Velaryon son realmente de Ser Harwin Strong. El cumplimiento de los deberes como princesa heredera quedan en un escalón inferior, a riesgo de traer nuevos quebraderos de cabeza a su ingenuo padre. El ahora Comandante de los capas doradas, juega su particular rol como escudo juramentado de la princesa, ejerciendo de confidente y protector.

Por otro lado, ‘Machacahuesos’ no tiene mucho problema en pasar también tiempo con los jóvenes Jace y Luke, con quienes además ha forjado lazos de carácter más cercano al familiar. Tanto estos hechos como su continuidad en el tiempo agrandan la bola de nieve, imparable sobre todo para los oídos y las lenguas de los liantes de la corte. Los cronistas saben de buena tinta que tal escenario se encamina a estallar en un conflicto histórico, si se airea más de la cuenta.

“El septón Eustace nos cuenta que tanto ser Laenor como ser Harwin se encontraban a la cabecera de Rhaenyra durante el alumbramiento.” – Fuego y Sangre

Este episodio, entre otros aspectos, ha transmitido muy bien la importancia del vínculo entre ‘jinete’ y dragón, y como se consigue (o se intenta). Los chavales de Rhaenyra y Alicent se reúnen en el interior de Pozo Dragón, para tratar de que se complete el ligamen entre Vermax y Jace, bajo la tutela de los Guardianes.

Seguidamente es el turno de Aemond, el tercer hijo de Viserys I, quien se nos presenta como un muchacho voluntarioso que persigue ponerse a la altura de su medio-sobrino y su hermano mayor, y hacerse con un dragón también. El pobre resulta ser objeto de burla, trayéndole un cerdo al que llaman ‘el Terror Rosa’, en ridícula referencia a Balerion (o acertada a la Casa Suggs).

“Por decreto regio, cada uno de los niños Velaryon recibió un huevo de dragón en la cuna. Quienes dudaban de la paternidad de los hijos de Rhaenyra murmuraban que los huevos jamás eclosionarían, si bien el nacimiento de tres crías de dragón dejó por mentiras sus palabras.” – Fuego y Sangre

Un abatido Aemond es reprendido por su madre tras fallar en su objetivo, y paralelamente tenemos la presentación de su hermana Helaena, quien pese a centrarse en su mundo interior de estudiar la biología de los bichos, suelta una serie de frases muy crípticas. ¿Estaremos ante el ‘Caramanchada’ de esta serie? Sin duda alguna, dotar de personalidades tan diferentes a los niños Targaryen, los hace más interesantes

  • ”Este tiene sesenta anillos y dos pares de patas. El último anillo no tiene patas.” – Una rebuscada referencia al reinado de la Casa Targaryen, contados los miembros y reyes de la dinastía, con un último rey ‘sin patas’ (Bran)
  • ”Tiene ojos pero no puede ver. Se escapa a nuestra comprensión.” – Una posible referencia a Viserys I, quien ha hecho la vista gorda en tantas ocasiones de su vida.
  • ”Tendrá que cerrar un ojo” – La explicación es más que evidente.

Exhibidos los hermanos, tenía que haber por supuesto una escena para el príncipe Aegon, el presunto heredero al trono según criterio de medio reino. Pocos instantes necesitamos para ver que se trata de un niñato pasota, irritable e inmaduro.

Y es que la propia Alicent parece tener muy poca paciencia con él, confrontándolo con un talante muy irreflexivo, y haciendo propias las palabras que le inculcó su padre, Ser Otto Hightower. El joven príncipe debe espabilar y prepararse para su destino como hijo mayor del rey, pues este último podría estirar la pata cualquier día. No obstante, ni siquiera las amenazas que cumpliría una hipotética y despiadada Rhaenyra preocupan a Aegon actualmente.

“—No perdonará la vida a mis hijos tampoco —declaró la reina Alicent, haciéndose eco de sus palabras—. Aegon y sus hermanos son los hijos legítimos del rey y tienen más derecho al trono que su estirpe de bastardos.” – Fuego y Sangre

Otro aspecto esperable es la buena sintonía que mantiene la Reina Verde con Ser Criston Cole. El caballero le guarda un rencor a Rhaenyra de proporciones bíblicas, hasta el punto de insultarla en presencia de la propia Alicent, quien da validez a las acusaciones con sus meros silencios.

Siendo los rumores sobre la paternidad de los niños Velaryon la comidilla de la capital, el Guardia Real decide jugar con fuego en presencia de Ser Harwin. Mientras tiene lugar una clase de entrenamiento con la espada, los críos (de rojo y negro Targaryen) pagan los platos rotos de las inquinas de Criston, dándoles un trato descaradamente perjudicial en comparación a los hijos de Alicent (que van de verde Hightower).

Harwin cae en vil la trampa de las provocaciones de Ser Crispín, terminando por darle de comer puños de Strong, en una secuencia de tensión muy bien construida por la dirección del episodio. Curiosamente la versión canónica ocurriría al revés, pero esta otra ha quedado muy bien lograda.

“Carente de los favores de Rhaenyra, Criston Cole recurrió a la reina Alicent. Luciendo su prenda, el joven Guardia Real derrotó a cuantos lo retaron con enconada fiereza. Dejó a Quebrantahuesos con la clavícula quebrada y un codo destrozado (a raíz de lo cual Champiñón lo motejó «Huesosquebrantados» para los restos).” – Fuego y Sangre

El incidente ha sido más de lo que podía soportar Lyonel Strong, sabedor de la verdad, por lo que aprovecha el despido de su hijo de los capas doradas para presentar la dimisión como Mano. A pesar de la negativa del rey Viserys, quien le considera de largo el mejor que ha tenido al cargo, acepta que marchen temporalmente a Harrenhal. Es incomprensible que para el asesinato de un caballero no se inflija castigo alguno, mientras que para una pelea desafortunada, pueda costar un despido y estar al borde del destierro. Cuestión de jerarquías, cuestión del guión, así es como queda el panorama.

En otro momento, se celebra una nueva reunión del Consejo Privado, de la cual participan directamente tanto Rhaenyra como Alicent. Entre los miembros del Consejo vemos al Gran Maestre Orwyle, quien seguramente es la razón por la que el monarca ha dejado de vomitar sangre y desmayarse por momentos.

Las damas mantienen posiciones enfrentadas, como si de Daemon y Ser Otto se trataran. Por lo visto, en los abandonados Peldaños de Piedra hay novedades: Dorne, territorio todavía no anexionado a los Siete Reinos, ha encontrado una alianza con la Triarquía, quienes tienen renovadas ganas de guerra.

En un esfuerzo por reconciliar las familias y apaciguar los rumores de paternidad, la princesa hace pública una propuesta matrimonial, para alegría de Viserys y desconfianza de Alicent. En vista de que Rhaenyra siente que ha quedado completamente desacreditada al término de la asamblea, decide trasladar su familia a Rocadragón, una decisión precipitada si tenemos en cuenta que Alicent seguirá adelante con sus convicciones. Ojo al detalle de que dos Guardias Reales escoltan a la comitiva de Rhaenyra.

“A fin de prevenir conflictos ulteriores, y para poner fin a tan «viles rumores y vulgares calumnias», el rey Viserys decretó asimismo que la reina Alicent y sus hijos regresarían con él a la corte, mientras que la princesa Rhaenyra se quedaría confinada en Rocadragón con sus hijos. Desde entonces, ser Erryk Cargyll, de la Guardia Real, la serviría como escudo juramentado, mientras que Quebrantahuesos regresaría a Harrenhal.” – Fuego y Sangre

Patio de Pentos y de La Calahorra

Al otro lado del Mar Angosto, los rugidos de los dragones sobrevuelan Pentos, y nos encontramos ante un inmenso avión de fuego y carne llamado Vhagar. Efectivamente, se trata de una de las tres magníficas bestias que domeñaron Poniente en los tiempos de Aegon el Conquistador.

Otrora montura de la reina Visenya, Vhagar es historia viva de la Casa Targaryen, pues está representada en una de las tres cabezas de su blasón. Sin embargo, a pesar de ser terrible y peligrosa, en los tiempos que corren es una criatura centenaria en el ocaso de su vida, cargada de cicatrices y cortes sufridas por las batallas acumuladas.

“En el momento de la Danza de los Dragones, Vhagar había crecido casi tanto como Balerion, y era el mayor de los dragones de Poniente. Su rugido era tan poderoso que podía sacudir los cimientos de Bastión de Tormentas. No había dragón viviente que lo superara en tamaño y ferocidad.” Dangerous Women, La Princesa y la Reina

Y la vida también ha cambiado para sus jinetes. Daemon se ha casado con Laena Velaryon, y ha tenido dos hijas, a quienes han llamado Rhaena y Baela, en honor a Rhaenys y a Baelon el Valeroso. La nueva familia está instalada en el Castillo de la Calahorra, como invitados Vip del príncipe pentoshí. Pero no están en ese lugar por mera casualidad. Y es que ante el hostil avance de la Triarquía, el anfitrión precisa de la protección de los señores dragón, que tan bien les fue ofrecida en edades anteriores a través de sus antepasados.

“Cuando Pentos y Tyrosh le pidieron ayuda a Aegon en su lucha contra Volantis, Aegon, Señor de Rocadragón, voló a Pentos sobre Balerion para reunirse con el Príncipe de Pentos y los magistrados de la ciudad. Aegon luego voló a Lys, donde quemó una flota volantina antes de que pudieran intentar invadir la ciudad.” El Mundo de Hielo y Fuego

Al príncipe canalla parece agradarle la idea de nadar en oro a cambio de freír a cuatro infelices rebeldes, pero su embarazada esposa por el contrario prefiere volver a hacer su vida en Poniente. Más adelante, reciben la carta sobre el nacimiento del tercer hijo de Rhaenyra, y Laena vuelve a insistir en regresar a casa, mostrando su inacatable personalidad. Le echa en cara sus nuevas aficiones de ocupar su tiempo entre libros sin descanso alguno, una vida que no pega en absoluto para un personaje como Daemon, tan habituado al riesgo, la aventura y la acción, como en tiempos pasados.

Parte superior del patio de Pentos y La Calahorra

El parto de Laena se complica más de lo esperado, y en una escena-espejo se le propone al príncipe Daemon la misma solución que terminó matando a Aemma Arryn episodios atrás. A diferencia de Viserys, Daemon es incapaz de tomar una decisión pese a quedar advertido de las posibles consecuencias, y es la propia Laena quien elige su propio destino a diferencia de Aemma: optando morir con la dignidad de un jinete de dragón.

Es por ello que se escabulle durante la noche para implorar a su fiel montura que la incinere viva. Pero el vínculo es tan sólido entre ambas, que Vhagar parece querer desobedecer la orden varias veces.

Finalmente y ‘entendiendo’ la situación, la dragona baña de fuegodragón a Laena, encontrando una muerte que ciertamente, hace mejorar con creces su final canónico. Aún con toda la simbología y la banda sonora, es un momento muy duro del episodio que deja con muy mal cuerpo.

“Tras tres días de delirios, lady Laena abandonó su cuerpo mortal. No contaba sino veintisiete años. Durante sus últimos momentos, se dice, se levantó del lecho, apartó a las septas que rezaban a su alrededor y salió de la alcoba con intención de llegar a Vhagar para volar por vez última. Sin embargo, le fallaron las fuerzas en los escalones de la torre, y allí se desplomó y murió. Su marido, el príncipe Daemon, volvió a llevarla a la cama.” – Fuego y Sangre

Las cosas no van a mejorar mucho en la recta final del episodio, digna de un cuento de terror. Larys Strong libera a unos reos de las mazmorras, a cambio de cortarles la lengua y hacer el trabajito sucio de Harrenhal para él. Y conforme avanza el siniestro speech del Patizambo, las llamas de un incendio consumen las vidas de Lord Lyonel y Ser Harwin, incapaces de escapar de su suerte.

Larys se revela como un individuo peligroso y calculador, mientras se regocija oliendo la flor de la primera escena de diálogo con Alicent. El aroma de la victoria y la libertad, tras cortarla del ramo. El Matasangre le narra a la mortificada reina la leyenda de la maldición que asola su asentamiento.

Según la historia, desde la caída de Harren el Negro, un buen número de casas nobles que han ocupado la fortaleza se han topado con finales catastróficos y prematuros. Es el crimen perfecto, sin rastros, sin testigos, ni dato alguno que pueda llegar a las manos de los escribas.

“La causa del fuego jamás se aclaró. Hubo quienes lo achacaron a la simple mala suerte, mientras que otros musitaban que la sede de Harren el Negro estaba maldita y no acarreaba sino la perdición a todo el que la poseyera. Muchos sospechaban que el incendio había sido provocado. Champiñón insinúa que fue cosa de la Serpiente Marina, como venganza contra el hombre que había puesto los cuernos a su hijo. En su versión, más verosímil, el septón Eustace sospecha del príncipe Daemon, que así se quitaba de encima a un rival por el afecto de la princesa Rhaenyra. Otro aventuró la idea de que Larys el Patizambo pudo ser el responsable. Puesto que su padre y su hermano mayor habían muerto, Larys Strong se convirtió en el señor de Harrenhal.” – Fuego y Sangre

Y mientras unas piezas se movilizan y otras son eliminadas del tablero, las ratas continúan hurgando en la carroña de Desembarco del Rey, ya sin esconderse y ante la mirada impávida de Viserys, como una metáfora de que la angustia y la devastación van a llegar a la corte de manera inevitable.