Dangerous Women (Mujeres peligrosas) es una nueva antología editada por George R.R. Martin y Gardner Dozois, en la cual encontramos 21 historias de algunos de los más grandes autores actuales de ciencia ficción y fantasía. Esta antología saldrá a la venta en EEUU el 3 de diciembre.
Lo que a nosotros más nos importa es que George R.R. Martin, aparte de editar la antología, también es autor de una de las historias, La Princesa y la Reina, de la que hablamos a principios de año. En ella se relatan sucesos acontecidos en la Danza de los Dragones, como se conoce a la guerra civil que tuvo lugar entre miembros de la casa Targaryen y que fue quizás el mayor conflicto que han visto Los Siete Reinos.
La historia completa sobre la Danza de los Dragones aparecerá en un libro enciclopédico sobre la historia de Poniente que algún día quiere publicar George al cual llama «GRRMarillion» (Como el Silmarillion de Tolkien), diferente al próximo The World of Ice and Fire – escrito junto a Linda y Elio de Westeros.org – que saldrá el próximo año y que al ser un libro ilustrado contendrá muchas más imágenes y menos historias.
El caso es que George colgó este verano en su blog un extracto de La Princesa y la Reina, la historia sobre Canción de Hielo y Fuego que vendrá incluida en Dangerous Women. Está relatada como si el autor fuese el Archimaestre Gyldayn. He aquí su traducción.
LA PRINCESA Y LA REINA,
O,
LOS NEGROS Y LOS VERDES
Historia de las Causas, Orígenes, Batallas y Traiciones del Más Trágico Derramamiento de Sangre
Conocido como la Danza de los Dragones, recogido por el Archimaestre Gyldayn de la Ciudadela de Antigua
((aquí transcrita por GEORGE R.R. MARTIN))
La Danza de los Dragones es el florido nombre otorgado a la salvaje lucha interna por el Trono de Hierro de Poniente entre dos ramas rivales de la Casa Targaryen durante los años 129 a 131 DC (Después de la Conquista). Caracterizar los hechos oscuros, turbulentos y sangrientos de este período como “danza” nos parece grotescamente inapropiado. No dudamos de que el título es original de algún juglar. “La Muerte de los Dragones” sería más adecuado, pero el tiempo y la tradición han implantado al rojo vivo esta expresión más poética en los libros de historia, así que dancemos junto al resto.
Había dos principales reclamantes al Trono de Hierro tras la muerte del Rey Viserys I Targaryen: su hija Rhaenyra, el único descendiente que sobrevivió de su primer matrimonio, y Aegon, su hijo mayor por parte de su segunda esposa. Entre el caos y la matanza que trajo su rivalidad, otros que se hacían llamar reyes aprovecharían para reclamar el trono también, contoneándose como títeres en un escenario durante una noche o un cambio de luna, solamente para caer tan rápidamente como se habían alzado.
La Danza dividió a los Siete Reinos en dos, y señores, caballeros y plebeyos se declararon por un bando u otro y se alzaron en armas unos contra otros. Incluso la propia Casa Targaryen quedó dividida, cuando amigos, parientes e hijos de cada uno de los reclamantes se embrollaron en la lucha. Durante los dos años de guerra, un terrible peaje fue pagado por los grandes señores de Poniente, junto con sus vasallos, caballeros y plebeyos. Aunque la dinastía sobrevivió, al final de la lucha comprobó como el poder de los Targaryen había disminuido mucho, y los últimos dragones del mundo habían reducido su número drásticamente.
La Danza fue una guerra distinta a todas las que alguna vez se habían luchado en los Siete Reinos. Aunque los ejércitos marchaban y se encontraban en batallas salvajes, gran parte de la matanza tuvo lugar en el agua y, especialmente, en el aire, ya que los dragones luchaban contra dragones con dientes, garras y fuego. Fue una guerra marcada por el sigilo, los asesinatos y las traiciones, una guerra luchada en las sombras y detrás de escaleras, en cámaras de concilios y patios de castillos, con cuchillos, mentiras y venenos.
Tras hervir durante largo tiempo a fuego lento, el conflicto salió a la luz al inicio del tercer día de la tercera luna del 129 DC, cuando el Rey Viserys I, postrado en la cama y enfermo, cerró los ojos para dormir un rato en la Fortaleza Roja de Desembarco del Rey pero no se levantó más. Su cuerpo fue descubierto por un hombre del servicio a la hora del murciélago, cuando era costumbre del rey tomar una copa de vino dulce. Este criado corrió a informar a la Reina Alicent, cuyos aposentos se encontraban debajo de los del rey.
El sirviente llevó estas malas nuevas directamente a la reina, a ella sola, sin levantar una alarma general: la muerte del rey se esperaba desde hacía un tiempo y la Reina Alicent y su bando, los llamados “verdes”,* habían tenido cuidado en instruir a todos los guardias y sirvientes de Viserys sobre qué hacer cuando este día llegara.
*En el 111 DC, un gran torneo tuvo lugar en Desembarco del Rey en honor al quinto aniversario del matrimonio del rey con la Reina Alicent. En el banquete inicial, la reina llevaba un vestido verde, mientras que la princesa Rhaenyra vestía de rojo y negro Targaryen. Esto fue tomado en cuenta, y después se hizo costumbre referirse a “verdes” y “negros” al referirirse al bando de la reina o de la princesa, respectivamente. En el propio torneo, los negros lo hicieron mucho mejor cuando Ser Criston Cole, que portaba el favor de la Princesa Rhaenyra, descabalgó a todos los campeones de la reina, incluyendo dos de sus primos y su hermano más joven, Ser Gwayne Hightower.
La Reina Alicent fue al dormitorio del rey, acompañada por Ser Criston Cole, Lord Comandante de la Guardia Real. Una vez que confirmaron que Viserys estaba muerto, su alteza ordenó sellar el cuarto y mantenerlo bajo vigilancia. El sirviente que había encontrado el cadáver del rey fue apresado, para asegurar que no difundiera la historia. Ser Criston volvió a la Torre Blanca y mandó a sus hermanos de la Guardia Real a llamar a los miembros del Consejo Privado. Era la hora del búho.
Al igual que ahora, la Hermandad Jurada de la Guardia Real consistía de siete caballeros, hombres de probada lealtad e indudable destreza que habían tomado votos solemnes de dedicar sus vidas a defender a la persona del rey y a sus parientes. Solo cinco de los Capas Blancas se encontraban en Desembarco del Rey en el momento del fallecimiento de Viserys: el mismo Ser Criston, Ser Arryk Cargyll, Ser Rickard Thorne, Ser Steffon Darklyn, y Ser Willis Fell. Ser Erryk Cargyll (gemelo de Ser Arryk) y Ser Lorent Marbrand se encontraban ambos con la Princesa Rhaenyra en Rocadragón, e ignoraron que sus hermanos de armas se habían adelantado a levantar de sus camas, en mitad de la noche, a los miembros del Consejo Privado.
Reunidos en la cámara de la reina, mientras el cuerpo de su marido se enfriaba al lado de ellos, se encontraban la misma Reina Alicient; su padre Ser Otto Hightower, Mano del Rey; Ser Criston Cole, Lord Comandante de la Guardia Real; el Gran Maestre Orwyle; Lord Lyman Beesbury, Consejero de la Moneda, un hombre de unos ochenta años; Ser Tyland Lannister, Consejero de Barcos, hermano del Lord de Roca Casterly; Larys Strong, llamado Larys Patizambo, Lord of Harrenhal, Consejero de los Rumores; y Lord Jasper Wylde, llamado Varadehierro, Consejero de Leyes.
El Gran Maester Orwyle abrió la reunión repasando las tareas y procedimientos habituales requeridos tras la muerte de un rey. Él dijo:
“El Septón Eustace debe ser llamado para que lleve a cabo los últimos ritos y rece por el alma del rey. Un cuervo debe ser enviado a Rocadragón para informar a la Princesa Rhaenyra de la muerte de su padre. ¿Quizás Su Alteza la reina podría ocuparse de escribir el mensaje, para suavizar estas malas nuevas con algunas palabras de condolencia? Las campanas siempre tocan para anunciar la muere de un rey, alguien debería hacerlo, y por supuesto debemos empezar los preparativos para la coronación de la Reina Rhaenyra…”
Ser Otto Hightower le cortó. “Todo esto debe esperar”- declaró. “Hasta que la cuestión de la sucesión esté decidida”. Como Mano del Rey, tenía el poder para hablar con la voz del rey, e incluso para sentarse en el Trono de Hierro en ausencia del rey. Viserys le había concedido autoridad para gobernar sobre los Siete Reinos y “hasta que nuestro nuevo rey sea coronado”, su gobierno debía continuar.
“Hasta que nuestra nueva reina sea coronada,”- dijo Lord Beesbury en un tono mordaz.
“Rey”- insistió la Reina Alicent. “El Trono de Hiero debe pasar por derecho propio a al mayor hijo varón de Su Alteza”.
La discusión que siguió a estas palabras duró hasta cerca del amanecer. Lord Beesbury habló en nombre de la Princesa Rhaenyra. El anciano Consejero de la Moneda, que había servido al Rey Viserys durante todo su reinado, y a su padre Jaehaerys el Viejo Rey antes de él, recordó al concilio que Rhaenyra era mayor que sus hermanos y tenía más sangre Targaryen; que el difunto rey la había elegido como su sucesora tras rechazar repetidamente alterar la línea dinástica pese a los ruegos de la Reina Alicient y sus “verdes”; que cientos de señores y caballeros habían jurado obediencia a la princesa en el 105 DC, y jurado votos solemnes de defender sus derechos.
Pero esas palabras cayeron en oídos sordos como piedras.
Si queréis saber más sobre La Danza de los Dragones os aconsejamos leer este artículo, que hasta que se publique íntegramente «La Princesa y la Reina» será toda la información que tengamos.
Que extraño que este consejero de los rumores acabe en -rys…
Varys vino de Essos. No sabemos nada del tal Larys, pero no es descartable viendo su nombre que tampoco sea originario de Poniente.
esto se tendra que investigar…
nooooo, quiero leer ya la continuacion
mejor que acabe vientos de invierno!! 🙁